20 Jun Equitación terapéutica para niños autistas
La experiencia demuestra todos los días que los seres humanos nos beneficiamos del contacto con los animales, cómo si no explicar que en España el 60% de los hogares albergue una mascota al menos. Pero hay que reconocer que no todas te ayudan en igual medida ni de la misma manera. Hoy te voy a hablar sobre los beneficios que la equinoterapia, en concreto la equitación terapéutica, puede tener en los niños autistas.
Lo descubrí hace unos meses y me pareció una buenísima idea que quiero compartir contigo hoy.
El caballo como animal de terapia
El caballo es un animal que siempre hemos venerado por su fuerza, su belleza y su nobleza; un animal que sin perder en ningún momento su condición es capaz de establecer una conexión íntima y muy especial con el hombre a través de su monta.
¿Has montado alguna vez? La experiencia de subir a uno de estos enormes y poderosos animales, y ser capaz de dominarlo, supone una gratificación enorme y te sube la autoestima. Conseguir esto exige unas destrezas de comunicación con el animal, sutil pero clara: es en este punto donde el caballo puede ayudar especialmente a los niños autistas.
Beneficios de la equitación en niños autistas
Más que un trastorno, el autismo es un conjunto de trastornos que afectan al desarrollo social, lingüístico y emocional de los niños, y se manifiesta con conductas estereotipadas y repetitivas. Los más conocidos son el autismo infantil temprano y el síndrome de Asperger. Los niños que sufren alguno de estos trastornos muestran falta de empatía y de comunicación con los demás; tienen su origen o se ven agravados por las dificultades que estos niños presentan para mantener la concentración en los estímulos externos.
La equitación es un ejercicio ideal para desarrollar la concentración necesaria para mantener el equilibrio a lomos del animal. La recompensa es tan inmediata y poderosa que puede incentivar al niño a practicarla también en su ambiente socio-familiar. Por otro lado, le obliga a comunicarse con el animal a un nivel básico y no verbal, que no supone para el niño una exigencia inalcanzable, con el fin de conseguir que empiece a andar o vaya en la dirección deseada. Todo ello, aumenta la confianza del niño en sus posibilidades y el deseo de comunicarse en otros contextos.
Por último, el caballo es capaz de establecer una relación afectiva con su jinete sin necesidad de palabras, de una forma natural y sencilla, lo que hace que estos niños, que suelen padecer trastornos lingüísticos graves, aprecien aún más que el resto.
Los caballos han demostrado ser unos terapeutas excepcionales para muchas personas con muy diferentes trastornos, especialmente niños. Ellos saben llegar donde los demás no llegamos y esto, en los niños con autismo, es un don que no podemos desperdiciar.
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